domingo, 28 de noviembre de 2010

El arte y la tecnología

En nuestra sociedad de consumo, todo el mundo ha entendido que los productos son efímeros y que siempre serán suplantados por nuevos productos y todo está hecho para que compremos los productos nuevos. En tecnología, esto se traduce por productos siempre más rápidos, competentes y eficaces.

Hoy, navegamos por Internet en banda ancha, utilizamos memorias USB y disco duro externo. Pero ¿os recordais que hace menos de diez años, utilizábamos diskettes para copiar o guardar cualquier tipo de información en ellos? Fue creado en 1967 por IBM. Hoy, son completamente obsoletos. Son demasiado voluminosos y con una capacidad de memoria débil para nuestro tiempo. Sony, el número uno de la venta de diskettes en el mundo (un 70% de las ventas), ha anunciado el fin de su producción de los diskettes en Japón por marzo de 2011. Sin embargo, el diskette está todavía presente en nuestra vida cotidiana; por ejemplo, el símbolo de salvaguardia en las interfaces gráficas (como Word por ejemplo) es un diskette.
Una empresa ha calculado cuántos diskettes serían necesarios para instalar nuestros programas de hoy. Visiblemente, tomarían sitio en nuestros cajones: hay que contar más o menos 46 diskettes para iTunes 8.02, 358 para Adobe PhotoShop y 1760 para el juego vídeo the Sims 3. Además, la empresa  ha creado cárteles para ilustrar este hecho.


Un artista londinense, Nick Gentry, utiliza los diskettes para realizar obras. Con este material de plástico, Gentry crea siluetas, almas, caras de vida. Le opone con nuestra sociedad materialista de consumo que tiene demasiada prisa de vender un producto de sustitución por el que acaba de inventar. 



Pensaba que habrá que esperar el día en que alguien haga algo con memorias USB porque éstas ya no sirvan para nada, pero me equivocó porque ya existe. De hecho, un diseñador Portugués (Joao Sabino) ha creado una bolsa de mujer hecho con botones de teclado.
También, aunque en otro orden de cosa, Michael Tompert, artista digital, y Paul Fairchild, fotógrafo, decidieron destruir algunos productos de Apple y plasmarlos en 12 fotografías. Representan una crítica a nuestra obsesión con los productos de Apple y el consumismo tecnológico en general. Son esculturas congeladas en el tiempo a través de la fotografía tras golpearlos, dispararles y quemarlos. ¿Arte? ¿Crítica? ¿O tan solo dos tipos con ganas de llamar la atención? Vosotros decidís.




Fuentes:

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